2006/04/01

La sharía (I)

En cuatro palabras: la sharía es aquello que los islamistas reclaman y los musulmanes “moderados” no. La sharía es la ley “islámica”, o “coránica”, que pretenden imponer los musulmanes “radicales”.

Empieza aquí una pequeña serie de entradas sobre la sharía. El texto siguiente, traducido y abreviado de
este original de 2004, puede servir de introducción. (Adviértase que llama "islam/islámico" a lo que otros llamarían "islamismo/islamista".)


La ley islámica y su desafío a la civilización occidental

Introducción
La mayoría de los occidentales creen que el islam es una religión en el sentido tradicional de la palabra. Pero pensar así es cometer un error fatal. El islam no es sólo una religión, es mucho más que una religión. Los musulmanes describen su fe diciendo que el islam es un sistema de vida completo. Sin duda es una descripción más adecuada, porque el islam es una norma de vida religiosa, social, económica, educativa, sanitaria, política y filosófica. En realidad, el islam es una ideología utópica totalizadora, socio-político-religiosa, que engloba todos los campos de la actividad humana.

Para la visión occidental, una religión es un aspecto parcial de la vida. No engloba todos los asuntos humanos. Además de la religión existen la cultura, la economía, la política y otras instituciones. Los occidentales podrán discrepar en materia religiosa, pero eso no les impide cooperar en cuestiones sociales, políticas y económicas, porque sus diversas religiones no reivindican una autoridad divina sobre las instituciones del gobierno y de la economía. Sus credos podrán diferir en lo relativo a la salvación del alma, la vida después de la muerte y los ritos religiosos, pero no pretenden poseer una visión divina de las instituciones de gobierno y sus leyes particulares. (...)

El islam se diferencia de las demás religiones en que no se limita a los aspectos espirituales de la vida. Acapara todos los aspectos de la vida, desde la cuna hasta la sepultura. El islam afirma poseer un mandato divino aplicable a todos, incluidos los no musulmanes. Aunque quizá no se exija a los no musulmanes que cumplan los ritos religiosos del islam, tienen que reconocer la supremacía del poder islámico sobre ellos. En cuanto ideología, el islam promete una utopía económica, política, social y religiosa cuando el mundo se someta por fin a Alá y al imperio de la sharía o ley islámica. El objetivo islámico es efectuar una islamización gradual de todos los aspectos de la cultura y las instituciones de una nación, hasta conseguir un estado islámico diseñado con arreglo a la sharía.

La meta del movimiento islámico es alumbrar, en alguna parte del mundo, una nueva sociedad plenamente obediente a las enseñanzas del islam en su integridad, y comprometida a regirse por esas enseñanzas en su gobierno, sus organizaciones políticas, económicas y sociales, su relación con los demás estados, su sistema educativo y sus valores morales, y todos los demás aspectos de su modo de vida (1).

El soberano
Desde la perspectiva jurídica islámica, no hay más rey que Alá, que es el gobernante y legislador supremo del mundo. Esto es importante porque, dado que Alá es rey, ningún gobernante de la tierra tiene autoridad suficiente para legislar. La autoridad soberana está en Alá y sus leyes, que fueron reveladas a Mahoma en el siglo VII. Los musulmanes creen que el Corán y la Sunna [los dichos y hechos de Mahoma] constituyen la legislación definitiva promulgada por Alá para el mundo. Por consiguiente, según el islam auténtico, la sharía es la única ley que goza de aprobación y autoridad divinas para las naciones del mundo.

El Corán declara que Alá es el rey soberano de la humanidad.

¡Por lo tanto exaltado sea Alá, el Rey, la Realidad: no hay más dios que Él, el Señor del Trono de Honor! (C 23:116; según la traducción inglesa de Yusuf Ali)

Di: “Me refugio en el Señor de los hombres y Conservador de la Humanidad, el Rey (o Gobernante) de la Humanidad, el dios (o juez) de la Humanidad. (C 114:1-3; trad. ing. Yusuf Ali)

El representante del soberano
Bajo la realeza de Alá, un califa o representante musulmán hace cumplir la ley de Alá en la tierra. El califa no equivale a un rey investido de autoridad para hacer leyes, porque las leyes de un estado islámico preexisten en el Corán y la Sunna. Por consiguiente, los gobernantes islámicos no son libres de hacer leyes que contradigan los principios del Corán o de la Sunna. El papel subordinado del califa (emir o virrey) consiste en servir bajo la autoridad de Alá revelada por Mahoma.

Mira, tu Señor dijo a los ángeles: “Voy a crear un representante en la tierra”. Dijeron: “¿Vas a poner en ella a quien corrompa en ella y derrame sangre, siendo así que nosotros Te alabamos y glorificamos Tu santo nombre?” Dijo: “Yo sé lo que vosotros no sabéis”. (C 2:30; trad. ing. Yusuf Ali)

Y cuando tu Señor dijo a los ángeles, Voy a poner en la tierra un califa, dijeron: ¿Cómo? ¿Pondrás en ella a quien corrompa en ella y derrame sangre, mientras que nosotros cantamos Tu alabanza y celebramos Tu santidad? Dijo: Sin duda yo sé lo que vosotros no sabéis. (C 2:30; trad. ing. Shakir)

(...) Un califa islámico está sujeto a las leyes de Mahoma.

El Estado islámico, como todo lo que se podría llamar psicología política islámica, contempla el Dar al-Islam (Tierra del Islam) como una única, vasta y homogénea comunidad de personas que tienen una meta común y un común destino, y que son guiadas por una ideología común en todas las cosas, espirituales y temporales. La entera Umma musulmana vive bajo la sharía, a la que cada uno de sus miembros debe someterse, mientras que la soberanía pertenece a Alá.
Todo musulmán que sea capaz y esté cualificado para emitir una opinión fundada sobre cuestiones relativas a la sharía tiene derecho a interpretar la ley de Alá cuando esa interpretación sea necesaria. En este sentido la sociedad política islámica es una democracia. Pero sobre aquello en lo que ya existe un mandato explícito de Alá o de su Profeta, ningún jefe ni legislador musulmán, ni ningún experto religioso, puede formar un juicio independiente; ni todos los musulmanes del mundo reunidos tienen el menor derecho a introducir en ello la más mínima alteración (2).

El Corán
La fuente primaria de la sharía es el propio Corán (3). Esta afirmación tiene el respaldo del texto del Corán, donde se lee que Alá hizo descender el Libro de la Verdad (el Corán) para que juzgase entre los hombres. Esto quiere decir que el Corán es fuente de derecho procesal para juzgar entre los hombres. Si, conforme al Corán, uno no juzga con arreglo a esa revelación, es un malhechor. Los juicios que prescribe el Corán no se pueden poner en duda, ya que son suprarracionales y hay que aceptarlos como materia de fe.

Te hemos hecho descender el Libro con la verdad, para que pudieras juzgar entre los hombres como guiado por Alá: así que no (te utilicen como) abogado aquellos que traicionan su confianza. (C 4:105; trad. ing. Yusuf Ali)

... Y si algunos no juzgaren por (la luz de) lo que Alá ha revelado, son (no mejores que) malhechores. (C 5:45; trad. ing. Yusuf Ali)

Di: “¿Buscaré para juez a otro que Alá? Cuando Él es Quien os ha enviado el Libro, explicado en detalle.” Saben muy bien, aquéllos a quienes hemos dado el Libro, que ha descendido de vuestro Señor con la verdad. No seáis, pues, de los que dudan. (C 6:114; trad. ing. Yusuf Ali)

Según la doctrina islámica, Mahoma es el Sello de los Profetas, con lo que se quiere decir que es el último profeta y la revelación final de Alá a la humanidad. Al ser Mahoma el Sello de los Profetas, no puede haber evolución ulterior de ninguna cuestión judicial sobre cuales ya den orientación el Corán y la Sunna. En consecuencia, el Corán sacraliza el régimen tribal de la Arabia del siglo VII y lo erige en ley para todas las naciones y todos los tiempos.

La Sunna
La segunda fuente de la sharía es la Sunna de Mahoma. La Sunna es la norma legal contenida en las tradiciones antiguas que recogen los dichos y los hechos de Mahoma. Sunna significa “manera normativa de actuar, conducta, práctica, uso, regla, procedimiento, institución y comportamiento” (4). El hadiz es un registro escrito de la Sunna de Mahoma. Ahmad Hasan ha escrito:

De hecho el hadiz es la narración de los dichos, hechos y aprobaciones tácitas del Profeta (la paz sea sobre él), mientras que la sunna es la norma legal transmitida por medio del hadiz. El hadiz es un vehículo que transmite la sunna del Profeta. De ahí que un hadiz pueda contener muchas sunnas. Aquí sunna significa norma legal, práctica o conducta modélica del Profeta (la paz sea sobre él) que está contenida en un hadiz (5).

Las seis colecciones principales de hadices son las llamadas Shahih Al-Bujari, Shahih Muslim, Sunan Abu Dawud, Sunan At-Tirmidhi, Sunan An-Nisa’i y Sunan Ibn Majah. Estas compilaciones son obras extensas que conservan los detalles del comportamiento y los dichos de Mahoma. Se puede decir con justicia que los hadices aportan más a la ideología islámica que el propio Corán. Por lo tanto, son fuentes vitales para comprender el islam.

El Corán afirma que Mahoma es “un bello modelo (de conducta)”. En consecuencia, los musulmanes creen que Mahoma es el prototipo ideal del hombre perfecto, y consultan sus dichos y sus actos como guía para la vida de cada día. Los musulmanes creen que toda esperanza en Alá y en el Último Día encuentra respuesta en Mahoma. Para un musulmán, los dichos y las acciones de Mahoma tienen prioridad sobre la luz de la razón, la conciencia y la naturaleza como guías del comportamiento humano.

En el Enviado de Alá tenéis, ciertamente, un bello modelo (de conducta) para todos los que esperan en Alá y el Último Día, y practican mucho la alabanza de Alá. (C 33:21; trad. ing. Yusuf Ali)

Dado que los hadices registran la vida y los hechos de Mahoma, suministran la base de la sharía y de la ideología islámica. Sin un estudio de los hadices es imposible una comprensión correcta del islam y sus leyes. No cabe insistir demasiado en este punto. Con demasiada frecuencia los occidentales que quieren conocer el islam se limitan a estudiar el Corán, pasando por alto los hadices, que son más informativos.

Supremacía del islam
Mahoma proclamó que la “Religión de la Verdad” (el islam) ostenta la supremacía sobre todas las religiones y es una guía para todos los pueblos. En otras palabras, el islam posee un mandato divino de imponerse a las religiones del mundo. Además, es una guía para todos en lo relativo a todos los asuntos humanos. Este amplio mandato debe ser llevado a la práctica, aunque los paganos lo detesten.

Los musulmanes creen que todos los profetas verdaderos de Alá, tales como Adán, Noé, Abraham, Moisés, David y Jesús, fueron musulmanes y enseñaron la religión del islam. Creen también que la misión de Mahoma consistió en restablecer la religión original del islam, porque había sido corrompida por los judíos y los cristianos. Así pues, desde la perspectiva de un musulmán los judíos y los cristianos no tenían por qué detestar el islam, ya que presuntamente era la religión de sus propios profetas. En contraste, las religiones paganas habían sido siempre falsas, por lo que naturalmente detestarían el islam.

En la sura 9:33-34 leemos que Mahoma es el Enviado mandado por Alá con dirección y la “Religión de la Verdad” (el islam). Se señala que los paganos detestarán el islam, y la argumentación prosigue alegando que los rabinos judíos y los monjes cristianos se entregaron a prácticas corruptas. La inferencia es que, si los judíos y cristianos no aceptaran el islam, su rechazo sería debido a que preferían sus prácticas corruptas. Mahoma pensaba que, así como los judíos del Antiguo Testamento desobedecieron a sus antiguos profetas, también los judíos de Arabia lógicamente rechazarían su profetismo. Por consiguiente, advirtió a los jefes cristianos y judíos de que en el Juicio del Último Día tendrían un castigo doloroso.

Él es Quien ha mandado a Su Enviado con dirección y con la Religión de la Verdad, para proclamarla sobre toda religión, aunque los paganos la detesten. (C 9:33; trad. ing. Yusuf Ali)

¡Oh los que creéis! Muchos de los rabinos (judíos) y los monjes (cristianos) devoran la riqueza de la humanidad injustamente y apartan (a los hombres) del camino de Alá. A quienes atesoran oro y plata y no lo gastan en el camino de Alá, anúnciales (tú, Mahoma) una condena dolorosa. (C 9:34; trad. ing. Pickthal)

Y los infieles dicen: “¿Por qué no se le envía un signo de su Señor?” Pero tú eres verdaderamente uno que advierte, y un guía para todos los pueblos. (C 13:7; trad. ing. Yusuf Ali)

Jurisprudencia anterior
El Corán prescinde de toda jurisprudencia ajena al Corán y la Sunna. Denomina días de la ignorancia (jahiliyya) a los tiempos anteriores a Mahoma. Algunos musulmanes (...) argumentaron que [el Corán] anula todas las leyes dictadas sobre la base de principios no islámicos. El resultado es que nadie puede apelar a antecedentes judiciales fuera del Corán y la Sunna. Desde la óptica de un musulmán, Alá reveló su ley divina en el Corán y en la vida de Mahoma. De resultas de esa revelación divina, las llamadas leyes humanas de las naciones han quedado abrogadas por la revelación de Mahoma. De hecho, constituye una rebelión contra la supremacía de Alá acatar una ley humana después de que Alá haya promulgado de nuevo el código de conducta divino para la humanidad.

¿Es que buscan entonces un juicio de (los días de la) ignorancia? Pero ¿quién, para un pueblo cuya fe está asegurada, puede dar mejor juicio que Alá? (C 5:50; trad. ing. Yusuf Ali)

Además, el Corán afirma que quienes dicen creer en las revelaciones que hubo antes de Mahoma pretenden recurrir a los juicios del Malo, Satanás, que busca extraviar a la humanidad. Las revelaciones importantes que hubo antes de Mahora fueron el Antiguo y el Nuevo Testamento, y quienes creyeron en esas revelaciones fueron los judíos y los cristianos. Fijémonos ahora en el paso siguiente de Mahoma. En esencia, Mahoma dijo que los hipócritas en materia religiosa apelan al Malo cuando buscan los juicios de revelaciones anteriores.

¿No has vuelto Tu visión a quienes declaran creer en las revelaciones que han venido a ti y a aquellos antes de ti? Su (verdadero) deseo es recurrir juntos para el juicio (de sus disputas) al Malo, a pesar de que se les ordenó rechazarle. Pero el deseo de Satanás es extraviarles muy lejos (de la rectitud). (C 4:60; trad. ing. Yusuf Ali)

Por lo tanto, Mahoma abrogó a todos los profetas anteriores de Alá. Y el Corán enseña que recurrir a los juicios de revelaciones anteriores era recurrir a los juicios y deseos de Satanás. Los musulmanes creen que el único mensaje divino que es válido para hoy es el que dio Mahoma. En consecuencia, creen que la elección es entre la obediencia a Alá o la obediencia a Satanás. Y apelar a revelaciones anteriores al Corán es acogerse a Satanás. El Corán y la Sunna deben ser el fundamento exclusivo de la ley.

Lealtad y obediencia
Un musulmán debe lealtad en primer lugar a Alá y Mahoma, y es importante observar que obedecer a Mahoma es lo mismo que obedecer a Alá. En segundo lugar, un musulmán está obligado a obedecer a quienes tienen autoridad dentro de la Umma. Si surge una discrepancia, habrá de ser referida a Alá y Su Enviado para la solución concluyente. Y si un califa dicta una orden que contradice un principio básico del islam, todo musulmán debe obedecer a Alá y no al califa.

Quien obedece al Enviado, obedece a Alá. (C 4:80; trad. ing. Yusuf Ali)

¡Oh los que creéis! Obedeced a Alá, y obedeced al Enviado, y a aquéllos de vosotros que tengan autoridad. Si discrepáis en algo entre vosotros, referidlo a Alá y a Su Enviado, si es que creéis en Alá y en el Último Día. Es lo mejor y lo más apropiado para una solución concluyente. (C 4:59; trad. ing. Yusuf Ali)

Si un musulmán no confía implícitamente en la Sunna de Mahoma, no tiene verdadera fe en el islam. No puede haber la menor resistencia psicológica interior a la ideología islámica. El peligro de la resistencia interior a la dirección de Mahoma en cualquier asunto de la vida es el peligro de acabar en las hogueras del Infierno. Es ésta una fuerza psicológica poderosa para acatar ciegamente la sharía.

Pero no, por el Señor, no pueden tener (verdadera) fe hasta que te hagan juez en todas sus disputas, y no encuentren en su alma ninguna resistencia contra Tus decisiones, sino que las acepten con la más plena convicción. (C 4:65; trad. ing. Yusuf Ali)

Si alguien contiende con el Enviado aun después de habérsele comunicado claramente la dirección, y sigue un camino diferente del que conviene a los hombres de fe, le abandonaremos en el camino que ha elegido y le arrojaremos al Infierno. ¡Qué mal refugio! (C 4:115; trad. ing. Yusuf Ali)

Cuando Alá y su Enviado han decidido un asunto, no es propio de un creyente, hombre o mujer, tener opción alguna sobre su decisión: si uno desobedece a Alá y Su Enviado, está en un camino claramente equivocado. (C 33:36; trad. ing. Yusuf Ali)

Evolución musulmana
La ideología islámica afirma que los musulmanes son los ejemplares más evolucionados de la humanidad. Su avanzado estado evolutivo los coloca en un plano superior al de todos los demás, y les carga con el particular deber de obligar a la humanidad a alcanzar un modelo de moralidad divino.

En esa tarea suya de imponer el islam al mundo, será la Gente (los judíos y los cristianos) del Libro (la Biblia) quien dificulte más su tarea, porque la mayoría de los judíos y de los cristianos son, según el Corán, transgresores pervertidos. Así, mientras que los musulmanes procuran promover el bien y prohibir el mal, Mahoma pensaba que la Gente del Libro se opondría al mensaje islámico con perversiones y falsedades. Sentía que judíos y cristianos serían quienes se demostraran más contrarios a un gobierno islámico, con su constitución coránica y la sharía como sistema legal.

Sois el mejor de los pueblos que haya surgido para la humanidad: ordenáis lo que está bien, prohibís lo que está mal y creéis en Alá. Si la Gente del Libro tuviera fe, mejor le iría: hay entre ellos algunos que tienen fe, pero la mayoría son transgresores pervertidos. (C 3:110; trad. ing. Yusuf Ali)

Esencialmente, los musulmanes creen que un sistema democrático de gobierno es un sistema legal perverso, porque su principio fundamental es que el hombre tiene soberanía sobre sus cosas. Este principio choca con el principio de que Alá es rey soberano de los mundos. Los musulmanes ortodoxos sostienen que sólo el islam reconoce el derecho divino de Alá a mandar.

Si alguien desea una religión diferente del islam (la sumisión a Alá), jamás se le aceptará; y en el Más Allá estará en las filas de los que han perdido (todo bien espiritual). (C 3:85; trad. ing. Yusuf Ali)

Religión y naciones
Los occidentales creen equivocadamente que el judaísmo, el cristianismo y el islam son religiones similares que sostienen doctrinas levemente distintas sobre la salvación y la naturaleza de Dios. Es un craso error. Los textos sagrados de estas religiones declaran cosas muy dispares acerca del gobierno, la economía y las naciones. (...)

El Corán y la Sunna de Mahoma afirman la supremacía del islam sobre el mundo en todas sus cosas: El islam es un sistema de vida completo. Ello incluye el gobierno, la economía, la religión, las leyes alimentarias y las normas sociales. Puesto que los musulmanes creen que el profetismo de Mahoma es universal, el objetivo del islam es que el mundo entero viva sometido a la sharía. (...)

Es vital observar que el islam es la única religión monoteísta que aspira a convertirse en potencia socio-político-religiosa que domine el mundo. El judaísmo y el cristianismo carecen de fundamento escritural para imponer sus leyes religiosas a los gobiernos del mundo.

El conflicto ideológico
El islam es una ideología que reivindica autoridad divina en todos los asuntos religiosos, económicos y políticos de la vida. Es natural, por lo tanto, que entre en conflicto directo con la democracia, el capitalismo, el liberalismo, el socialismo y todos los demás sistemas no islámicos de gobierno, jurisprudencia y economía.

La mayor amenaza para el islam no es el cristianismo per se. El objetivo del islam es el entero mundo occidental y su sistema jurídico. Los que viven en sociedades occidentales no comprenden por qué los fundamentalistas islámicos son tan opuestos a Occidente. Quizá hayan estudiado los cinco pilares del islam y hayan visto un vídeo pintoresco de la peregrinación a La Meca. Esa clase de estudio jamás podría darles una idea cabal de los objetivos mundiales del islam. Los occidentales deben darse cuenta de que la ideología islámica es directamente contraria al el sistema occidental de pensamiento e ideales.

Desde la perspectiva islámica, el propio hecho de que las naciones occidentales tengan más libertad, riqueza y poder militar acrecienta su crítica de las sociedades occidentales. Los fundamentalistas islámicos se esfuerzan por demostrar que las sociedades occidentales son perversas, decadentes, inmorales, corruptas, brutales, violentas, opresivas, etc. Aunque es cierto que en las sociedades occidentales hay comportamientos inmorales, ellos se sienten obligados a probar que Occidente es el origen de todos los males del mundo. Esa crítica virulenta de Occidente responde al deseo de hacer que el islam parezca virtuoso, mientras culpan de sus propios fallos a la presunta opresión occidental. Occidente pasa a ser una cómoda disculpa de su propia pobreza, su nepotismo, su venalidad, su corrupción, su inmoralidad, su carencia de avances sociales, sus gobernantes tiránicos y corruptos y el fracaso de la ideología islámica. Su crítica estridente es una importante herramienta psicológica para impedir que los musulmanes jóvenes evalúen objetivamente las deficiencias de la doctrina de Mahoma y de la ideología islámica resultante. En sí misma la sharía es un sistema legal retrógrado, opresivo y discriminatorio.

La sharía es clave para entender el islam
La sharía (6,7) es la clave para entender la ideología, el régimen de gobierno, la teoría económica y las instituciones sociales del islam. Es la base del desacuerdo del fundamentalismo islámico con el pensamiento occidental, y compendia la ideología islámica del Corán y la Sunna. La sharía introduce la teología islámica en la vida cotidiana de las personas. El objetivo de la ideología islámica es que toda la gente del mundo se rija por la sharía. Según los musulmanes, esta ley expresa la voluntad universal de Alá para el género humano. Se creen en la santa obligación de imponerla a todas las naciones.

Nosotros creemos que se debe utilizar la sharía como criterio de validez de todas las leyes positivas. Si se pretende promover la aplicación de la sharía es esencialmente por su ética; una vez que ésta se puede incorporar a un sistema legal, esa ley es ley islámica. De ahí que la ética de la sharía deba ser erigida en el criterio del valor al que toda ley debe ajustarse. Toda ley que no sea congruente con ese valor o lo contraríe será nula de pleno derecho. Ésa es la única manera, en mi opinión, en que la sharía puede ser empleada hoy. No sólo por los musulmanes, sino por toda la humanidad. Cuanto antes empiecen los musulmanes a pensar así, antes podrán contribuir a dar forma al siglo XXI de la era cristiana (8).

Consecuencia de la disolución conceptual de las esferas “espiritual” y “material” en el islam es la realidad sobresaliente de que el islam es una doctrina intrínsecamente política. El jeque Nabahanni, el famoso jurista y pensador político de nuestra época, describió muy atinadamente la shahada como doctrina a la vez espiritual y política. Es espiritual por la razón obvia de estar firmemente arraigada en la creencia en Alá, pero tiene una importancia política equivalente porque no hay más legislador soberano que Alá. Por consiguiente la política no es una parte del islam, pues ello significaría que en su origen fuera una esfera de la existencia netamente separada, que posteriormente se hubiera amalgamado con el islam; la política es el meollo intrínseco del imperativo islámico de la soberanía de Alá, de suerte que el islam sólo se puede describir en términos políticos (9).

Conclusión
Para que los pueblos occidentales entiendan el islam tienen que darse cuenta de que el islam es más que un sistema de creencias espirituales. Es una ideología que lo abarca todo, y que aspira a regular los asuntos políticos del mundo con arreglo a la sharía. El islam choca con los ideales occidentales de gobierno y orden social; y debido a la libertad, la educación, la riqueza y el poder militar de Occidente, el fundamentalismo islámico ve en Occidente su mayor obstáculo al liderazgo mundial. Los fundamentalistas islámicos se encuentran con que Occidente dificulta sus objetivos en África, el Sudeste Asiático, Palestina y otras partes del mundo. Mientras Occidente no comprenda el pleno alcance e intención de la ideología política islámica, no comprenderá los objetivos del fundamentalismo islámico. Es característico que los gobernantes occidentales sólo vean en el islam un competidor del judaísmo y el cristianismo. Sin embargo, la sharía da una visión clara de los objetivos del islam para el orden político y social del mundo. El islam desafía a la propia civilización occidental, porque es un sistema de vida completo (10); y su sharía no es compatible ni con los ideales ni con la civilización de Occidente.

(1) Ja’far Sheikh Idris, The Process of Islamization, The Muslim Students’ Association of the US and Canada, 1977 (4ª ed. 1983), primera parte.
(2) A. Rahman I. Doi, Shari’ah: The Islamic Law, A. S. Noordeen, Kuala Lumpur, Malasia, 4ª imp., 1998, p. 5.
(3) Ahmad Hasan, “The Qur’an: The Primary Source of Fiqh”, Islamic Studies, 1999, 38(4):475-502.
(4) Ahmad Hasan, “Sunnah as a Source of Fiqh”, Islamic Studies, 2000, 39(1):3.
(5) Ibid., pp. 10-11.
(6) (Imam) Malik ibn Anas, Al-Muwatta: The First Formulation of Islamic Law, trad. de Aisha A. Bewley, Madinah Press, Granada, España, 1989, p.465.
(7) Ahmad ibn Naqib al-Misri, Reliance of the Traveller: A Classic Manual of Islamic Sacred Law, trad. de Nuh Ha Mim Keller, Amana Publications, Beltsville, MD, ed. rev. 1997, p. 1232.
(8) Alhaji Ajijola, What is Shariah?, Adam Publishers & Distributors, Delhi, India, 1998, p. 303.
(9) ISLAM – The supreme ideology, p. 3. [Nota de Martinito: De este texto se daba en el original el enlace a una página de Internet que ya no existe.]
(10) La búsqueda en Google Complete Way of Life Islam arroja más de 700.000 resultados. Eso demuestra que los propios musulmanes entienden el islam como más que un sistema de creencias espirituales. El islam es un sistema de gobierno que controla todos los aspectos de la vida del musulmán, y que incluye leyes para regir las vidas de todos los no musulmanes.

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