2005/11/29

La islamización que nos hemos buscado

El diario italiano Il Foglio publicó el pasado 28 de octubre un artículo de Guglielmo Piombini sobre el horizonte de islamización de Europa por el tranquilo camino de su suicidio demográfico. Tras señalar que según los expertos se requieren al menos 2,1 hijos por mujer para estabilizar una población en el tiempo, y que Europa está por debajo de esa tasa desde hace un cuarto de siglo, cita Piombini previsiones como las de los historiadores Niall Ferguson ("los musulmanes serán mayoría en Europa en cien años") y Bernard Lewis ("Europa habrá entrado en el área de civilización islámica a finales de este siglo"), el comisario europeo Frits Bolkestein o las Naciones Unidas, que auguran para Europa una pérdida de población de al menos 100 millones de habitantes de aquí a cincuenta años. Comenta gráficamente que en 2050 apenas el 2 por ciento de los italianos tendrá menos de cinco años, pero el 42 por ciento tendrá más de sesenta, y que en esas fechas el 60 por ciento de los italianos carecerá de hermanos, hermanas, primos y tíos; y sigue diciendo:

La España zapateril y almodovariana, con la tasa de natalidad más baja del mundo (1,1 hijos por mujer), parece la nación más decidida a desaparecer de la faz de la tierra. Y eso que cuando murió Franco, hace sólo treinta años, la mujer española tenía una media de tres hijos (...). Decía G. K. Chesterton que quien olvida a sus antepasados se preocupará bien poco de sus descendientes, y es un hecho que los españoles, rechazando frontalmente sus raíces católicas en favor de una nueva ética laica y hedonista, han renunciado también a reproducirse. El resultado es que la población española caerá de 40 a 31,3 millones de aquí a 2050, con un aumento de los mayores de 65 años del 117 por ciento. En 1950 España tenía tres veces la población de Marruecos, pero mediado este siglo los habitantes de Marruecos serán un 50 por ciento más numerosos que los españoles. En ese punto España, aunque sólo sea para mantener en pie su economía y atender a su población anciana, tendrá que dar entrada a millones de musulmanes y dejarse islamizar. Cinco siglos después de la Reconquista que culminó con la toma de Granada el 2 de enero de 1492, los papeles se invierten, y, como ha escrito Fouad Ajami en el Wall Street Journal, el moro reirá el último: en treinta años los musulmanes de Granada han pasado de 0 a 15.000, y ya han empezado a llamar a esta ciudad-símbolo "capital islámica de Europa".

Añade Piombini que pasado el 2050, cuando los musulmanes empiecen a ser mayoría en los países europeos, no cabe esperar que se entretengan sólo en "atender y mantener a legiones de ancianos (y quizá odiados) europeos sin hijos. Más bien intentarán imponerse políticamente, como ha ocurrido siempre en la lógica de la tradición islámica". El "conflicto de civilizaciones" estaría servido; pero el riesgo es "que en este enfrentamiento se encuentren de un lado los europeos envejecidos, en número reducido, espiritualmente debilitados por la tutela asistencial, económicamente arruinados por el hundimiento de una seguridad social insostenible, desmotivados y estupidizados por decenios de propaganda 'políticamente correcta'; y del otro lado masas de jóvenes musulmanes, combativos y exaltados, deseosos de revancha después de siglos de derrotas".

Es obvio que al hablar de España Piombini ha pasado por alto el factor de la inmigración latinoamericana, que aún puede hacer concebir alguna esperanza. Por lo demás, el artículo merece ser leído entero, aquí.

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