2007/02/13

Redeker y la Francia servil (II)

El artículo que Robert Redeker publicó en Le Figaro el 19 de septiembre de 2006 se puede leer, por ejemplo, aquí. Una traducción al español, con algunos errores, se encuentra aquí.

A diferencia del anterior que recogimos en este blog, no es un texto brillante. No disimula su carácter de protesta -lo lleva en el título- por las intimidaciones desatadas so pretexto del discurso de Benedicto XVI en Ratisbona. Nada de lo que dice es particularmente novedoso. Lo novedoso es que ya no se pueda decir sin incurrir en amenazas y persecución; más aún, sin que una parte de la opinión pública admita que esas amenazas tienen cierta justificación, que son comprensibles, que alguien como Redeker se la estaba buscando.

Una buena muestra de esa reacción fue el artículo que el periodista Jean-Luc Porquet se apresuró a publicar ("Une affaire islamentable", 4 de octubre de 2006) en Le Canard Enchainé (¡quien te ha visto y quién te ve, Canard!):

¡Defendamos el derecho a decir burradas! ¡El derecho a la provocación gruesa, a echar aceite al fuego, al razonamiento confuso! [...] Agitemos el trapo rojo, y ya tenemos al toro embistiendo: al día siguiente un jeque islamista se indigna en la cadena Al-Yazira, llueven las amenazas de muerte por correo sobre Redeker, y de pronto éste se esconde en alguna parte de Francia e invoca la libertad de expresión. Pues claro que se defiende a Redeker: la libertad de expresión es también la libertad de decir burradas, de hacer provocaciones idiotas, es incluso la libertad de herir a la gente en sus convicciones, de escupir sobre las religiones, reveladas o no [...].

Frente a tanto error, ¿qué sería lo inteligente según Porquet? Sería reflexionar en estos términos:

¿Por qué el islam tiene versiones más o menos represivas? ¿Por qué, en ciertos países musulmanes, las mujeres viven entre rejas, las adúlteras son lapidadas, los ladrones son amputados [sic], y por qué, en otros países musulmanes, no se aplica ninguna de esas prácticas bárbaras? ¿No tendrá el islam diferentes colores según la sociedad en la que evoluciona? ¿Su porvenir no está ligado a la manera en que esas sociedades se abren a la modernidad, se liberan del autoritarismo, se hacen más abiertas y más fraternas? Si un islam radical se propaga en nuestros barrios, ¿no es también porque en éstos reinan discriminaciones y exclusiones? Para responder a estas preguntas, pasar de la invectiva al diálogo, del simplismo a la complejidad, harían falta personas que sepan pensar en profundidad..., ¿cómo se dice? Filósofos.

El problema para la extremadamente simplista tesis de Porquet es que no han faltado en Francia "filósofos", o escritores a quienes en general se haya atribuido la facultad pensante en grado superior a la media, que dijeran las mismas "burradas" que Redeker, o muy parecidas. Claro que eran otros tiempos, y en Francia no había cinco millones de musulmanes. Así que no era muy patente que la primera obligación de un autor fuera no provocar.

Por ejemplo, el burro de Pascal a mediados del XVII:

No quiero que se juzgue a Mahoma por lo que hay en él de oscuro y que puede hacerse pasar por un sentido misterioso, sino por lo que hay de claro, por su paraíso y por lo demás. Es en esto en lo que es ridículo, y por esto es por lo que no es justo tomar sus oscuridades por misterios, dado que sus claridades son ridículas. (Pensées, 598)

Diferencia entre Jesucristo y Mahoma.- Mahoma no predice; Jesucristo predice. Mahoma matando; Jesucristo haciendo matar a los suyos. Mahoma prohibiendo leer; los apóstoles ordenando leer. Finalmente, son cosas tan contrarias, que si Mahoma ha elegido el camino de triunfar humanamente, Jesucristo ha tomado el de perecer humanamente. Y que, en lugar de concluir que, puesto que Mahoma ha triunfado, Jesucristo pudo también haber triunfado, es menester decir que, puesto que Mahoma ha triunfado, Jesucristo tenía que perecer. (Pensées, 599)

El burro de Bayle, que en su Dictionnaire historique et critique (1702) califica a Mahoma de "infame impostor" y cosas por el estilo (s. v. “Mahomet”).

El burro de Montesquieu:

Consecuencias del carácter de la religión cristiana y de la religión mahometana.- Por el carácter de la religión cristiana y el de la mahometana se debe abrazar una y rechazar la otra, sin más examen, pues el hecho de que una religión deba dulcificar las costumbres de los hombres nos es más evidente que el que sea verdadera.

Que la religión sea impuesta por un conquistador es una desgracia para la naturaleza humana. La religión mahometana no habla más que de espada y actúa sobre los hombres con el espíritu destructor que la ha fundado. (Del espíritu de las leyes [1748], quinta parte, libro XXIV, capítulo IV.)

El burro de Chateaubriand:

No hay en el libro de Mahoma ni principio de civilización ni precepto que pueda elevar el carácter. (Itinéraire de Paris à Jérusalem, 1811)

El burro de Renan:

En este momento, la condición esencial para que la civilización europea se difunda es la destrucción de la cosa semítica por excelencia, la destrucción del poder teocrático del islamismo, por consiguiente la destrucción del islamismo; porque el islamismo sólo puede existir como religión oficial; cuando se le reduzca al estado de religión libre e individual, perecerá. El islamismo no es sólo una religión de Estado, como lo fue el catolicismo en Francia bajo Luis XIV, como todavía lo es en España; es la religión que excluye al Estado, es una organización cuyo tipo Europa sólo ha conocido en los Estados Pontificios. Ahí está la guerra eterna, la guerra que no cesará hasta que el último hijo de Ismael haya muerto de miseria o haya sido relegado por el terror al fondo del desierto. El islam es la negación más completa de Europa; el islam es el fanatismo, como apenas lo conocieron ni la España de Felipe II ni la Italia de Pío V; el islam es el desprecio de la ciencia, la supresión de la sociedad civil; es la espantosa simplicidad del espíritu semítico, que encoge el cerebro humano cerrándolo a toda idea delicada, a todo sentimiento fino, a toda investigación racional, para colocarlo frente a una tautología eterna: "Dios es Dios". (De la part des peuples sémitiques dans l'histoire de la civilisation, 1862)

El burro -tan sinceramente pacifista- de Alain:

Fatalismo es guerra, exactamente guerra. Insisto porque mientras el hombre sabio no comprenda la locura, corre el riesgo de caer él mismo en la indignación, revancha del salvaje, retorno del salvaje. Y yo digo que Fatalismo es guerra. Que el conocido ejemplo de los mahometanos, para quienes la guerra es el deber esencial, os invite a seguirme por estos caminos mal trazados. (De quelques-unes des causes réelles de la guerre entre nations civilisées, 1916)

¿Llegarán esas burradas y tantas otras más a los lectores de la próxima generación? ¿No habría que impedirlo en aras de la concordia multicultural? En los libros escolares ya ha empezado el expurgo, pero es claro que no basta con eso. Mucho nos queda por ver. Fahrenheit 451.

Entretanto, el pasado 18 de enero Robert Redeker participó en un debate sobre su caso en el programa de televisión de France3 "Ce soir ou jamais". Invitamos al lector francoparlante a verlo, en este enlace. Algo de lo que ahí se dijo será la materia de nuestro próximo comentario.

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