2005/12/20

Marías, Israel

Julián Marías escribió Israel: una resurrección en 1968, "a continuación de una visita que cubrió la mayor parte de su pequeño territorio". Pequeño es también el libro, setenta páginas en las que se intenta "comprender filosófica y sociológicamente la realidad concreta", donde el autor declara no haber querido "hablar de política, sino de cosas más hondas y menos traídas y llevadas". Setenta páginas que es bueno y triste releer ahora. Bueno porque lo que sencillamente dicen del pueblo judío y de su derecho a "resucitar" como sociedad sigue siendo tan luminoso como entonces. Triste no sólo por la conciencia de lo que hemos perdido con perder a ese español veraz (¿cómo habría sido España con otros veinte, con otros diez equiparables?), sino por la inmensa distancia que nos separa de su visión optimista, sensata, confiada en el derecho y la fuerza de la razón.

Léanlo. Está escrito al año siguiente de la guerra de los Seis Días y cinco antes de la guerra del Yom Kippur. El capítulo 12, "La liberación de los judíos", empieza así:

Llevo mucho tiempo preguntándome por la significación de Israel. Hoy aparece este nombre con frecuencia -con demasiada frecuencia- en los titulares de los periódicos; es lo que se llama un "tema internacional", el nombre de un "problema" o de una "crisis". No es esto lo que más me interesa; ese aspecto de la cuestión creo que está resuelto; quiero decir que lo va a estar pronto, y toda especulación sobre él me parece bastante ociosa. Muchos se preguntan si Israel va a sobrevivir y perdurar; mi opinión es que, a menos que sobrevenga al mundo una situación desastrosa en que ya todo daría lo mismo y nadie sabe qué podría sobrevivir, Israel tiene su existencia nacional asegurada para mucho tiempo. La decisión, la determinación de los judíos es tal, su entusiasmo por la empresa israelí es de tal modo fuerte y auténtico, que a su lado todas las dificultades, las razones en contra, las voluntades opuestas, son otra cosa.

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