2006/08/09

La nueva Internacional

No había que ser un lince para ver el eje Teherán-Caracas en diciembre de 2005. Al hacerlo pasar entonces por Madrid, ¿pensábamos principalmente en el "gobierno" de España, o sólo en determinados individuos? ¿Lo creíamos así de serio? ¿Nos hacíamos la ilusión de bromear un poquito? Ya da lo mismo; ante la brutalidad que desde entonces ha adquirido el proceso, lo único ameno a escala local es preguntarse qué papel pretenderán hacer los nuestros en la infame alianza de ayatolás, cuadrumanos y cocaleros.

En la escala grande que quita el sueño, no falta quien siga el hilo dentro del mundo hispano: por ejemplo, esta página del esperanzado La Nueva Cuba.

El sitio francófono de la resistencia iraní Iran-Resist -visítenlo, por favor- publicó el 31 de julio este artículo que traducimos (hay enlaces en el original):


Las redes sudamericanas del Irán y Hizbolá

En junio de 2006 la policía ecuatoriana declaró haber desmantelado una red de tráfico de drogas que operaba en el Ecuador, Colombia, Brasil y los Estados Unidos, y cuyas ganancias iban destinadas en su mayor parte a Hizbolá. La información se publicó en el Daily Telegraph y recogida por Courrier International.

Según la policía ecuatoriana, esa red enviaba al Líbano cerca de un 70 % de sus ingresos. De la veintena de personas interrogadas en el marco de la operación, varias serían de nacionalidad siria o libanesa. La red estaba dirigida por el libanés Radi Zaiter, dueño de un restaurante en la capital ecuatoriana, detenido la semana pasada en Colombia. Tiene pendientes varios procesos por narcotráfico, especialmente en Francia, que solicita su extradición hace cuatro años. Según los investigadores, la red enviaba cocaína mediante “mulos”, viajeros que llevan la droga oculta en el tubo digestivo. Destino: Estados Unidos, Alemania, Francia y Oriente Medio.

Hace tiempo que el Departamento de Estado estadounidense acusa a los terroristas islámicos de actividad en América Latina, en particular gracias a las comunidades árabes y palestinas de Brasil, Paraguay y Colombia. Su misión consiste en esconder a fugitivos y recaudar fondos. La existencia de tales redes se conoce hace años: a mediados y finales de la década de 1990, analistas estadounidenses y colombianos del narcotráfico descubrieron que las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) estaban en el centro del sistema. Las FARC controlan las explotaciones agrícolas, la producción y la exportación de cocaína en sus zonas de influencia, y cada año obtienen de la droga hasta 300 millones de dólares.

En el primer trimestre de 2005, operaciones conjuntas de los servicios de información y policía de los gobiernos de Colombia y Honduras lograron apresar una cantidad importante de fusiles de asalto AK-47 (Kalashnikov) y M16, metralletas M60, lanzagranadas y municiones. Las armas incautadas debían ser entregadas a las FARC a cambio de dos toneladas de cocaína. Con el apoyo militar de Hugo Chávez, que proyecta adquirir dos plantas de fabricación de Kalashnikovs, la droga dejará de ser moneda de cambio para conseguir armas y aportará importantes ingresos a las FARC y sus aliados. Por otra parte, para los islamistas el tráfico de drogas reviste un aspecto de narcoyihad, que a su rentabilidad une la destrucción del enemigo. Como aquí hemos afirmado, existe un potente eje antioccidental (arábigo-sudamericano o islamomarxista), en el que Venezuela desempeña el mismo papel que el régimen de los mulás en el mundo de los musulmanes integristas.

Hay que añadir que Venezuela acaba de ser admitida en la Liga Árabe con rango de observador. Su admisión será oficial en septiembre de 2006, cuando el secretario general de la Liga Árabe, Amr Moussa, viaje a Caracas para la firma del protocolo de acuerdo relativo a la acreditación de Venezuela en el seno de esa organización regional. Mohamed El Baradei, de quien ahora se sospecha que pudiera estar ayudando activamente a los mulás a preparar sus alegaciones para escapar a las sanciones de la ONU, tiene fama de ser muy próximo a la Liga Árabe. Esta organización ve con buenos ojos la adquisición de tecnología nuclear por el régimen de los mulás, adalid de la lucha contra Israel.

El 16 de julio, Ahmed Benhelli, secretario general adjunto para asuntos políticos de la Liga Árabe, expresó el apoyo de los estados árabes a Venezuela en su deseo de suceder a Argentina como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Si esa posibilidad se materializara, los partidarios de la bomba nuclear al servicio del islam político ganarían un seguro aliado en el Consejo para bloquear procedimientos disciplinarios contra el régimen de los mulás. Antes de iniciar una gira de visitas a sus aliados rusos, iraníes y qataríes (patrocinadores éstos de la cadena islamista Al Jazira), Chávez había organizado en Caracas, el 18 y 19 de julio, la segunda Cumbre América del Sur-Países Árabes (ASPA).

Algunos hechos. Las redes latinas de Hizbolá le procuran ingresos suplementarios. Hugo Chávez sostiene a las FARC y a Evo Morales, dos partidarios del comercio de cocaína. La Liga Árabe sostiene a Hugo Chávez. Rusia sostiene a Chávez y le proporciona armamento avanzado. Hace algunos meses el secretario general de Hizbolá, Hassán Nasralá, afirmó que el eje antiamericano se extendía de Beirut a Venezuela, y que, por consiguiente, Hizbolá era aliado de Chávez en Venezuela, de las FARC en Colombia, de Morales en Bolivia.

Al margen de la comunidad de los ricos occidentales se está formando un eje de países que se consideran sus víctimas. Esta alianza utilizará palancas energéticas y militares, pero también medios terroristas, para erigirse en una potencia creciente sobre el escenario internacional. Su objetivo es hacer retroceder al gigante americano, que no acaba de ganarse el apoyo de sus aliados europeos.

Así, se ha visto a Europa acoger con los brazos abiertos a los enemigos de los Estados Unidos: Evo Morales el cocalero, Chávez el populista de izquierda (pero) favorable a los mulás, y los propios mulás.

Chávez, la Liga Árabe y Rusia sostienen el derecho (incondicional) del Irán al armamento nuclear, porque los mulás cuentan con comodines esenciales en esta partida de póquer internacional (antiamericana): los mulás financian y equipan a los terroristas iraquíes y libaneses, tienen también redes en África e incluso en Europa, son amigos de Corea del Norte y financian sus misiles, y, en fin, están en el centro de una crisis nuclear que podría dotar a esta alianza de una disuasión nuclear de nueva generación, que combinaría la fuerza nuclear con el terrorismo internacional (1).

Y añadía:

El único punto débil de los mulás es el pueblo iraní, hostil a sus gesticulaciones y a su política, que aísla al Irán en el escenario internacional. Un cambio de régimen en favor de un régimen patriótico y laico (y por tanto popular) salvará al mundo de los horrores de una confrontación de la que hemos tenido muestras en el sur del Líbano.

(1) Disuasión atómica de los mulás: El régimen de los mulás no ejercerá una disuasión basada en la calidad ni en la potencia de su bomba, sino en la calidad del ataque, que será un ataque terrorista; por ejemplo, una bomba de plutonio detonada a bordo de un avión civil. Un ataque de ese género burlaría todos los sistemas de defensa o de detección de lanzamiento de misiles balísticos. Un ataque de ese género permitiría destruir simultáneamente varios objetivos en diferentes ubicaciones, y además el estado iraní quedaría a resguardo porque el ataque no sería lanzado desde suelo iraní. Tal es la disuasión de los mulás, la combinación del arma nuclear con el terrorismo tipo 11 de septiembre.

Y por ser de hoy mismo, lógicamente enviamos al lector de aquí a la impresionante Tercera de ABC, que hace pocos años no habríamos podido imaginar salida de la pluma del decano del arabismo mundial, el siempre mesurado Bernard Lewis: "El 22 de agosto". Señores, así están las cosas; conviene empezar a creérselo.

Etiquetas: , , , ,