2005/12/26

El último pueblo cristiano de Tierra Santa

El día 26 de diciembre, que culturalmente –según lo que ahora se entiende por cultura– podría ser declarado en España Día del Langostino Residual o algo por el estilo, se conmemora en el santoral cristiano a San Esteban, primero de los mártires. Por supuesto. Lo ha explicado hoy con su claridad de siempre Benedicto XVI, en palabras que no vamos a sustituir por las nuestras:

Nell’atmosfera di gioia del Natale non sembri fuori luogo il riferimento al martirio di Santo Stefano. In effetti, sulla mangiatoia di Betlemme già s’allunga l’ombra della Croce. La preannunciano la povertà della stalla in cui il Bambino vagisce, la profezia di Simeone sul segno di contraddizione e sulla spada destinata a trafiggere l’anima della Vergine, la persecuzione di Erode che renderà necessaria la fuga in Egitto. Non deve stupire che un giorno questo Bambino, diventato adulto, chieda ai suoi discepoli di seguirlo sul cammino della Croce con totale fiducia e fedeltà. Attratti dal suo esempio e sorretti dal suo amore molti cristiani, già alle origini della Chiesa, testimonieranno la loro fede con l’effusione del sangue. Ai primi martiri ne seguiranno altri nel corso dei secoli fino ai giorni nostri. Come non riconoscere che anche in questo nostro tempo, in varie parti del mondo, professare la fede cristiana richiede l’eroismo dei martiri? Come non dire poi che dappertutto, anche là dove non vi è persecuzione, vivere con coerenza il Vangelo comporta un alto prezzo da pagare?

“¿Cómo no reconocer que también en este nuestro tiempo, en distintas partes del mundo, profesar la fe cristiana requiere el heroísmo de los mártires? ¿Cómo no añadir que en todo lugar, también allí donde no hay persecución, vivir con coherencia el Evangelio comporta un alto precio?”

Al lector angloparlante que quiera información actualizada sobre la persecución del cristianismo en sus manifestaciones más violentas le recomendamos sitios de Internet como The Voice of the Martyrs, Barnabas Fund, Christian Solidarity Worldwide o International Christian Concern.

Pronto hablaremos de la situación que padecen los cristianos bajo la Autoridad Palestina. Hoy, menos dramáticamente, sólo vamos a comentar la vida de la pequeña localidad cisjordana de Taibeh, distante pocos kilómetros de Ramallah, que tiene la distinción de ser el último pueblo íntegramente cristiano que queda en Tierra Santa. Del simpático artículo que le dedicó ayer el San Francisco Chronicle, firmado por el corresponsal Matthew Kalman, entresacamos lo que sigue.

"Dos mil años después de que Jesús viniera a Taibeh, la población cada día menor de esta minúscula comunidad de la Cisjordania está resuelta a sobrevivir y transmitir a las generaciones futuras su único patrimonio: ser el último pueblo íntegramente cristiano que queda en Tierra Santa. Los habitantes de Taibeh están enormemente orgullosos de su legado cristiano. En toda Tierra Santa viven sólo unos 200.000 cristianos, menos de un 2 por ciento de la población: 130.000 en Israel y 70.000 entre la Cisjordania y Gaza. En otras localidades cristianas, como Belén y Ramallah, ahora son mayoría los musulmanes; pero por rigurosa tradición, en Taybeh sólo los cristianos pueden residir o comprar propiedades."

Refiere Kalman que hoy, después de que decenios de conflicto hicieran emigrar a centenares, son 1.300 los vecinos de Taibeh, que cultivan el trigo y la aceituna y envían a los jóvenes a trabajar en la construcción en Ramallah. Las tres confesiones cristianas –ortodoxos, melquitas y católicos–, cada una con su iglesia pero muy bien avenidas, celebran al unísono la Navidad, que también aquí tiene, ¡cómo no!, su plato tradicional: el mansaff, una carne con arroz, almendras y yogur.

Se cree que Taibeh, a los pies de la mayor altura de la Cisjordania, es la antigua Efraím, donde Jesús se retiró después de que la resurrección de Lázaro determinara la decisión de darle muerte: “Abandonó la región de Judea y se encaminó a un pueblo llamado Efraím, cercano al desierto. Allí se quedó con sus discípulos durante algún tiempo” (Juan 11, 54). De Efraím, pasando por Betania, haría el viaje final a Jerusalén. Taibeh en pleno celebra el Domingo de Ramos con una procesión y una liturgia ecuménica.

En Taibeh hay un centro médico, un asilo de ancianos, una cooperativa olivarera y una fábrica de cerveza, la primera de Palestina, que para el año que viene fabricará también cerveza sin alcohol. En las escuelas estudian niños musulmanes de los pueblos vecinos. La comunicación con Jerusalén, vital para el trabajo de muchos de los lugareños, peligra debido a la construcción de la valla de seguridad.

Eso y más, salpicado de anécdotas y leyendas curiosas, cuenta el artículo del San Francisco Chronicle, que acaba citando las palabras del cura Abusahlia: “Somos árabes, somos palestinos y somos cristianos, todo a un tiempo. Somos hijos de esta tierra. Llevamos dos mil años aquí. No somos perseguidos, no somos débiles. Somos muy fuertes, y vamos a estar aquí siempre”.

Ojalá; pero ni siquiera en ese humilde oasis está asegurada la tranquilidad. La historia de lo que pasó en Taibeh en el pasado mes de septiembre la relataba así Sandro Magister:

"En Taibeh, el domingo 4 de septiembre, trece casas habitadas por otras tantas familias cristianas han sido asaltadas e incendiadas, asoladas las calles, hecha pedazos una figura de la Virgen. El motivo desencadenante: la historia de amor de Hiyam Ajai, una joven musulmana de la aldea vecina de Deir Jreer, y Mehdi Kouriyee, un cristiano de una familia importante de Taibeh, propietaria de una fábrica de cerveza (...). Cuando los familiares de Hiyam descubrieron que esperaba un niño, la encerraron en casa, la pegaron. El jueves 1 de septiembre apareció muerta. Sus padres han explicado: ‘Aquel cristiano la violó y ella se ha envenenado’. Se pidió venganza y se preparó el asalto. Las familias cristianas de Taibeh se pusieron a salvo huyendo a tiempo de sus casas. La policía palestina se presentó cuando el lugar ya estaba devastado.”

¡Malvados cristianos de Taibeh! ¡Fabricar cerveza!

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