2008/12/19

Más Martinito en Scribd



Hemos puesto algunos documentos más de nuestro archivo en Scribd, donde se pueden leer y descargar en formato pdf.

Son éstos:

El caso Redeker, que reúne las cuatro entradas que en su día dedicamos a la persecución de Robert Redeker en Francia;

La enseñanza del islamismo que patrocina el Estado español, y dos textos que iluminan la mentalidad del yihadista:

Lo que piensa un yihadista británico

y Matar para no ir al infierno.

Continuará.

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2008/12/15

El islam en la Enciclopedia Católica de 1913

La vieja Catholic Encyclopedia de 1913 se puede leer en Internet, en su versión original inglesa; también en una traducción al español que todavía es incompleta. A la vista de los últimos acontecimientos, tiene interés recoger lo que aquella monumental obra de consulta decía acerca del islam, no vaya a ser que cualquier día de éstos alguien decida censurarlo o reescribirlo: ya en uno de los sitios donde se puede consultar en inglés, New Advent, se ha antepuesto al artículo “Mohammed and Mohammedanism” una advertencia previa que se podría traducir así: “Como complemento de este artículo, tomado de la Enciclopedia Católica de 1910 [sic], New Advent recomienda una lectura piadosa [prayerful] de [la Declaración] “Nostra Aetate” del Concilio Vaticano Segundo”.

En ese artículo, la Catholic Encyclopedia decía, por ejemplo (traducción española):

De cualquier forma, admitiendo toda licencia en la exageración, la vida de Mahoma y sus acciones le muestran como un hombre de valor intrépido, gran estratega, elevado patriotismo, compasivo por naturaleza y pronto al perdón. Y sin embargo, no tuvo piedad en su trato con los judíos, una vez que hubo abandonado toda esperanza de que se sometieran. Aprobó el asesinato, si ello servía a su causa; por muy bárbaros o traicioneros que fueran los medios utilizados, a sus ojos el fin justificaba su utilización; y en más de una ocasión no sólo aprobó sino que también instigó el crimen. [...]

Según Sir William Muir, Marcus Dods y otros estudiosos, Mahoma fue sincero al principio, pero más tarde, exaltado por su éxito, practicó el engaño en cuanto le ayudara a obtener sus fines. Koelle “encuentra la clave para el primer periodo de la vida de Mahoma en Khadija, su primera esposa”, después de cuya muerte él se convirtió en presa de todas sus malvadas pasiones. Sprenger atribuye las pretendidas revelaciones a ataques epilépticos, o a “un paroxismo de locura cataléptica”. El mismo Zwemer pasa a criticar la vida de Mahoma tomando como referencia las normas, en primer lugar, del Antiguo y Nuevo Testamento, ambos reconocidos por Mahoma como revelación divina; en segundo, por la moralidad pagana de sus compatriotas árabes, y en último lugar, según la nueva ley de la que él se presentaba como “el intercesor y guardián escogido por Dios”. Según este autor, el profeta fue desleal incluso con respecto a las tradiciones éticas de los bandidos idólatras entre los que vivía, y violó grandemente la fácil moralidad sexual de su propio sistema. [...]

El amor fraternal en el islam se limita a los musulmanes.

Y acababa diciendo (hemos corregido la traducción defectuosa de la última frase):

En materia política, el Islam es un sistema de despotismo dentro de las fronteras y de agresión más allá de las mismas. El Profeta ordenó una sumisión absoluta al imán. En ningún caso se podía levantar la espada contra él. Los derechos de los no-musulmanes son del tipo más indefinido y limitado y la guerra de religión es un deber sagrado cuando se da la oportunidad del éxito contra el “infiel”. Las persecuciones mahometanas de la Edad Media y Moderna, especialmente las turcas, tanto de judíos como de cristianos son quizá la mejor ilustración de este fanático espíritu religioso y político.

Aquí pueden verse y descargarse íntegras las versiones original y traducida de ese artículo de la Catholic Encyclopedia, que por supuesto se publicó con sus correspondientes Nihil Obstat e Imprimatur. ¿Qué ha cambiado en la islamología desde los tiempos de Pío X, para que lo que entonces se consideraba en Roma verdadero ahora presumiblemente se haya de considerar, en palabras recientes de Benedicto XVI, “prejuicios del pasado” e “imagen distorsionada del otro”? ¿Qué ha cambiado, para que la jerarquía católica haya podido estar equivocada acerca de los fundamentos del islam por espacio de trece siglos? Mysterium tremendum.
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2008/12/12

Nos estrenamos en Scribd

Documents

Martinito nació con vocación documental, pero hasta ahora no hemos visto la manera de lograr que nuestros textos fueran fáciles de imprimir y guardar. Scribd resuelve el problema, y en el futuro nos permitirá también publicar textos más largos. De momento vamos a ir subiendo cosas de nuestro archivo en formato pdf, y hemos empezado por éstas:
La Carta Fundacional de Hamás,
El Programa de Hizbolá (1985),
Un tratado de paz en el islam, y el texto de Mark Durie
Isa, el Jesús musulmán.

Para bajar los textos -no para leerlos- es necesario darse de alta en el sistema, pero es fácil y gratuito. Lo único que se requiere es una dirección válida de correo electrónico y un nick.

¡Anímense!
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2008/12/10

Los derechos humanos del islam que nos quieren vender

Al comenzar hace cuatro años este blog remitíamos a la traducción de la "Declaración de los Derechos Humanos en el Islam" realizada por Pedro Buendía y publicada en el sitio del GEES. Hoy se cumplen seis decenios de la proclamación, en 1948, de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Parece oportuno recomendar una vez más la lectura atenta de aquella declaración islámica, la llamada "Declaración de El Cairo" de 1990, no sólo por la circunstancia banal del aniversario, sino fundamentalmente por la luz que arroja sobre el camino de equívocos y renuncias que ha emprendido el Vaticano respecto al islam (enlaces en nuestra entrada anterior).

El lector interesado puede comparar los documentos y sacar sus conclusiones. Aquí queremos resaltar que el espíritu de la Declaración de El Cairo parece estar muy presente en la parte islámica del llamado "diálogo" islamo-católico. Se ha dicho que la inexistencia de una autoridad doctrinal central en el islam priva de representatividad efectiva a cualesquiera grupos de ulemas, ayatolás u otros clérigos musulmanes que decidan firmar declaraciones conjuntas nada menos que con la Curia Apostólica de Roma. Formalmente es así, pero la Declaración de El Cairo permite avanzar algo más en la cuestión.

La Declaración de El Cairo de 1990 fue aprobada, creemos que unánimemente, en una conferencia de ministros de asuntos exteriores de todos los países miembros, en aquella fecha, de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI). Del sitio de la OCI se deduce que esos países eran Afganistán, Arabia Saudita, Argelia, Bahrain, Bangladesh, Benin, Brunei, Burkina-Faso, Camerún, Chad, Comores, Djibuti, Egipto, Gabón, Gambia, Guinea, Guinea-Bissau, Indonesia, Irán, Iraq, Jordania, Kuwait, Líbano, Libia, los Emiratos Árabes Unidos, Malasia, Maldivas, Mali, Marruecos, Mauritania, Níger, Nigeria, Omán, Pakistán, Palestina, Qatar, Senegal, Sierra Leona, Siria, Somalia, Sudán, Túnez, Turquía, Uganda y el Yemen.

Es decir, que todos esos países, entre los que se encuentran unos cuantos reputadamente "moderados", suscribieron una declaración de derechos humanos que, en claro desafío a la Declaración Universal de la ONU, supedita el reconocimiento de los derechos humanos y su ejercicio a una ley de carácter religioso, la sharía.

La Declaración de El Cairo sigue vigente. No sólo se recoge tal cual en el sitio de la OCI, sino que hace sólo unos meses, en marzo de 2008, fue denunciada ante la ONU por la International Humanist and Ethical Union, como puede verse aquí.

Pues bien, todo indica que ese posicionamiento de negación encubierta de los derechos humanos no es ajeno a la mayoría de los interlocutores del Vaticano en su "diálogo". En el encabezamiento de la declaración conjunta del pasado 6 de noviembre se afirma que el Foro Católico-Musulmán está formado por el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso y "una delegación" de los 138 musulmanes firmantes de la carta abierta "A Common Word". La lista de esos 138 firmantes puede consultarse aquí. Con el número 54 figura nada menos que el secretario general de la Organización de la Conferencia Islámica, Ekmeleddin Ihsanoglu. Es fácil comprobar que otros noventa y dos de los firmantes proceden de países que suscribieron la Declaración de El Cairo, países donde la inmensa mayoría de ellos han desempeñado o desempeñan destacadas posiciones políticas, académicas o religiosas.

Dicho en otras palabras, el "diálogo" emprendido por el Vaticano se ha establecido con un panel internacional de autoridades musulmanas que al menos en un 67 por ciento de sus integrantes sostiene, según todos los indicios, esa estafa llamada "Declaración de los Derechos Humanos en el Islam".

Conviene añadir que en un sitio asociado al de "A Common Word" se comprueba el relevante papel religioso concedido a las "jefaturas políticas y temporales del mundo islámico" reunidas en la Organización de la Conferencia Islámica en cuanto a la aprobación del "Mensaje de Ammán" sobre qué deba considerarse hoy el islam auténtico. Véase el interesantísimo documento aquí.

En 1997 el cardenal Arinze, sin duda uno de los responsables de haber embarcado a la Iglesia de Roma en este llamado "diálogo" con el islam, declaraba públicamente que uno de los obstáculos a una mejora de las relaciones entre cristianos y musulmanes en el siglo XXI eran las diferencias en el reconocimiento de los derechos humanos, haciendo mención explícita de la resistencia "de algunos países de mayoría musulmana" a admitir la Declaración de 1948. Curiosamente, no nombraba la Declaración del Cairo, sino la anterior (también islámica) de París de 1981, donde se reconocía vagamente la libertad religiosa. (Buendía traduce el artículo 10 de la de El Cairo así: "El Islam es la religión indiscutible. No es lícito ejercer ningún tipo de coerción sobre el ser humano, ni aprovecharse de su pobreza o ignorancia, para llevarle a cambiar su religión por otra distinta, o al ateísmo." Versión en inglés del sitio de la OCI: "Islam is the religion of unspoiled nature. It is prohibited to exercise any form of compulsion on man or to exploit his poverty or ignorance in order to convert him to another religion or to atheism.") Por lo visto, lo que preocupaba a Arinze en 1997 ya no preocupa a nadie en 2008, pues en el reciente Foro Islamo-Católico la cuestión de la definición de los derechos humanos no se ha tocado. En general, se ha preferido hablar de "dignidad" de la persona humana, un término resonante y cómodo mientras no se defina tampoco.

Entretanto, la Declaración de El Cairo sigue en pie. Recordemos lo que dice su artículo 22:

a) Todo ser humano tiene derecho a la libertad de expresión, siempre y cuando no contradiga los principios de la Sharía.

b) Todo ser humano tiene derecho a prescribir el bien, y a imponer lo correcto y prohibir lo censurable, tal y como dispone la Sharía Islámica.

c) La información es una necesidad vital de la sociedad. Se prohíbe hacer un uso tendencioso de ella o manipularla, o que ésta se oponga a los valores sagrados [del Islam] o a la dignidad de los Profetas. Tampoco podrá practicarse nada cuyo objeto sea la trasgresión de los valores, la disolución de las costumbres, la corrupción, el mal o la convulsión de la fe.

d) No está permitido incitar al odio nacionalista o sectario, o cualquier otra cosa que conduzca a la discriminación racial en cualquiera de sus formas.


¡Dios nos tenga de su mano!
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2008/12/02

Alá en Roma, Alá en Bombay



¿Es bueno tener religión? ¿Son buenas las religiones? ¿Es mejor un creyente que un agnóstico? ¿Se es mejor persona por creer en un dios? ¿O en muchos dioses? ¿O en ninguno?

Evidentemente, la respuesta a esas preguntas no puede ser “Sí”. La respuesta a las cuatro últimas tiene que ser “No”. La respuesta a las dos primeras sólo puede ser “Depende”.

Los terroristas de Bombay tenían órdenes, según el único capturado vivo, de “matar hasta caer muertos”. Es lo que han hecho y ellos sabían por qué lo hacían. El islam es una religión política desde sus inicios y violenta desde sus inicios; pero es una religión, malgré tout. El terrorismo islamista responde a motivaciones religiosas. Los muyaidines esperan el paraíso inmediato, con sus huríes y todo lo demás. La yihad es un deber sagrado.

Nunca sabremos cuántos de los rehenes que tomaron en Bombay han sido ejecutados a sangre fría; parece que bastantes. El Times of India publicó el otro día una historia muy ilustrativa, la de una pareja turca a la que los terroristas respetaron la vida por ser musulmanes. Seyfi Muezzinoglu y su esposa Meltem pasaron la primera noche del asalto al hotel Oberoi encerrados en una habitación con otras tres mujeres extranjeras, bajo la vigilancia de dos terroristas armados de ametralladoras. Traducción literal: “Pidieron a todos los rehenes que revelaran su religión. Cuando los Muezzinoglu se declararon musulmanes, sus secuestradores les dijeron que no sufrirían daño. A las otras tres mujeres caucasianas las sacaron de la habitación al día siguiente, y los terroristas comunicaron a los Muezzinoglu que las habían matado”.

La prensa, nuestra prensa, de la matanza de Bombay sólo parece retener los dimes y diretes sobre Esperanza Aguirre. Después, muy en segundo término, la implicación de Pakistán y si la India va a hacer algo al respecto. Pero, señores, esto es la yihad. ¿No les interesa?

Aquí ya hemos dicho que el terrorismo no es un deporte ni un entrenimiento sangriento. Es un medio para alcanzar unos fines, y tiene su lugar relativo en la escala de medios dirigidos a esos fines. En el caso del terrorismo islamista, si esos fines se alcanzaran de otra manera el terrorista no tendría razón de ser. Sería un devoto a secas.

El mes de noviembre se ha cerrado, luctuosamente, con las atrocidades de Bombay y se abrió, alborozadamente, con el Foro Católico-Musulmán reunido en el Vaticano bajo los auspicios del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso. No pretendemos establecer ninguna otra relación entre ambos hechos que la que hay: son dos aspectos, no exactamente antitéticos, de la ofensiva mundial del islam. Que por ahora no se puede decir que vaya flaqueando.

Tenemos que contentarnos con dar los enlaces a cuatro documentos que iluminan lo que está pasando en el terreno “pacífico”.

El discurso con el que Benedicto XVI clausuró el citado Foro se encuentra aquí en español.

La declaración conjunta que ha sustanciado los avances logrados en el Foro se encuentra aquí en su versión oficial en inglés, y aquí traducida al español.

Dos importantes declaraciones conjuntas previas de encuentros auspiciados por el mismo Pontificio Consejo, ambas de este año, se encuentran en inglés aquí y aquí.

Escandalosamente, del origen o comienzo de toda esta alucinante operación, esto es, la carta abierta con que una serie de ulemas respondieron al discurso de Ratisbona, y el posterior documento de “invitación al diálogo” por la parte musulmana titulado “A Common Word”, apenas se puede encontrar nada en español. “A Common Word”, rápidamente convertido de documento en campaña de captación, tiene su propio y obeso sitio en la web, aquí. Vale la pena observar que ni ellos han considerado necesario dar la versión íntegra en español, como en otras lenguas. Nos tienen “calaos”. Si las jerarquías vaticanas se dejan engañar –dejémoslo en eso-, si les parece de perlas cambiar el anuncio de la Buena Nueva por un simpático club de religiones -¿pero dónde están las otras?-, la jerarquía católica española irá detrás dócilmente, y la tropa católica española seguirá entretenida con lo del crucifijo en las aulas, por ejemplo.

Hay otros cristianos; y sobre todo, cristianos o no, hay gente con el sentido común en su sitio. El lector que se las apañe en inglés puede comprobarlo e informarse como debe en Answering Islam, y concretamente aquí.

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